Adaptando la magia a nuestra realidad
Las Navidades, para muchas familias, son sinónimo de alegría, celebraciones y momentos especiales. La ilusión de compartir comidas, regalos, luces en las calles, villancicos y la llegada de Papá Noel o los Reyes Magos forma parte de una tradición que todos esperamos con ansias. Sin embargo, cuando tienes un hijo o una hija con autismo, la manera de vivir esta temporada se vuelve única, especial y, a veces, desafiante.
En este artículo quiero visibilizar la realidad de las familias que tienen hijos e hijas autistas y compartir cómo vivimos las fiestas. Mi experiencia personal me ha enseñado que, aunque las Navidades no se desarrollen bajo las expectativas que una tiene o lo que observo en otras familias, también se pueden disfrutar, pero de una manera diferente. El objetivo es crear nuevas tradiciones, adaptadas a las necesidades de nuestros hijos e hijas, sin perder la esencia de lo que significa celebrar en familia.
Mi historia comienza hace tres años, cuando mi hijo tenía cuatro años y fue diagnosticado con autismo (el diagnóstico fue hecho en el mes de diciembre). Esa Navidad, era la primera vez que íbamos a celebrar las fiestas con la familia tras la pandemia y, además, coincidía con mi regreso a España después de una larga estancia en Honduras. Imaginad la emoción de poder reunirnos, celebrarlo a lo grande (más de 20 personas), compartir risas, comida, villancicos y, sobre todo, ver a mi hijo disfrutando con sus primos. Pero al llegar a la casa de mi tía, mi hijo se sintió completamente abrumado. En lugar de disfrutar, comenzó a llorar y a gritar, pidiendo que recogieran los platos y cubiertos de la mesa, y acercándose al horno para pedir que lo apagaran (con el tiempo fui comprendiendo que le molestaba los olores). Fue un momento muy difícil para todos, especialmente para mí, porque me di cuenta de que la Navidad que yo había imaginado no encajaba con las necesidades de mi hijo. Los días siguientes, casi no quería salir de su cuarto, especialmente cuando llegaba la hora de la comida con el resto de la familia.
El día de Reyes también resultó ser un desafío. En mi pueblo, los Reyes llegan en coches con luces y sonidos y hacen entrega de los regalos ese mismo día. Mi hijo no pudo soportar los ruidos y las luces, y no quería entrar al salón donde se hacía la entrega de los regalos. Terminó llorando y pidiendo volver a casa. Tampoco le llamó la atención los regalos que se abrieron ya tranquilamente en casa. Para mí, fue muy duro, sobre todo porque veía que mi hijo no vivía las Navidades como yo las había disfrutado de pequeña. Me sentía triste, sobre todo cuando comparaba lo que hacían otros niños de su edad, que sí parecían disfrutar de la magia de la Navidad.
Ese fue un proceso de aceptación, adaptación y un aprendizaje sobre lo que realmente importa: si quieres celebrar la Navidad que es lo que necesitamos como familia. Con el paso de los años y al compartir experiencias con otras familias, entendí que no estaba sola. Muchas familias con hijos autistas viven situaciones similares y tienen sus propias estrategias para disfrutar de las Navidades. Algunas prefieren reuniones más pequeñas para evitar el caos de grandes celebraciones, otras adaptan las luces y los sonidos para hacerlos más agradables para sus hijos, e incluso algunas crean nuevas tradiciones que se ajustan mejor a sus necesidades.
Si estás pasando por una situación similar y deseas disfrutar de la Navidad, te quiero compartir algunos de los aprendizajes que me han sido más útiles:
1. Replantea tus expectativas.
Es fundamental valorar si deseas vivir la Navidad según las expectativas sociales o según las necesidades de tu hija o hijo. Recuerda que el objetivo principal es disfrutar y pasarlo bien, y lo más importante es adaptar las festividades a tu entorno familiar. Lo que hagan otras familias que no están en situación similar o lo que marque la sociedad no es lo relevante.
2. Observa las necesidades de tu hijo o hija.
Sé observador y observadora y toma nota de lo que le gusta a cada integrante de la familia, especialmente a tu hijo o hija autista. A veces, lo que parece un evento navideño ideal para todas las personas, puede no serlo para ellos.
3. Establece un plan realista.
Ajusta tus expectativas y acepta que las tradiciones navideñas pueden cambiar. Aquí algunos consejos prácticos:
- Adapta las actividades según las preferencias de tu hija e hijo, como evitar lugares ruidosos o aglomeraciones. Muchos quieren tranquilidad.
- Planifica las celebraciones teniendo en cuenta lo que provoca malestar o estrés en tu hija e hijo y descarta esos momentos.
- Involucra a toda la familia en el proceso. Piensa en las necesidades y deseos de los hermanos y otros integrantes de la familia, y encontrar formas de acomodar a todas las personas en esta nueva dinámica.
- No tengas miedo de probar algo nuevo y, si algo no funciona, está bien. Estamos aprendiendo todos juntos.
- Ten siempre un plan alternativo por si algo no sale como esperabas.
4. Prioriza el bienestar personal, de pareja y familiar.
Recuerda que en estas festividades es fundamental pensar también en ti misma y mismo, dedícate un tiempo para disfrutar y descansar. Si tienes pareja, considera hacer algo especial como pareja. También, si hay hermanos hay que pensar y cumplir alguno de sus deseos.
No te presiones por seguir tradiciones que no te llenan o que no se ajustan a tu realidad. Tienes derecho a decir “no” y a priorizar lo que realmente te haga sentir bien.
5. Evita comparaciones
Es fácil caer en la trampa de compararse con lo que hacen otras familias, pero cada familia tiene sus propios desafíos y su propia manera de disfrutar la Navidad. Lo importante es lo que funcione para ti y los tuyos.
6. Crea nuevas tradiciones
La Navidad no tiene que ser igual a la de otras familias. ¡Puedes inventar nuevas tradiciones! Haz que las fiestas sean un espacio para conectar como familia, creando momentos especiales que se adapten a todos, incluidos tú y tu hijo.
Próximamente en mi blog: Planificando un Momento Navideño Crítico para Mi Hijo o Hija.
Las Navidades son una época llena de emociones, pero para las familias con hijas o hijos autistas, algunas tradiciones y momentos pueden resultar complicados. En mi próxima entrada de blog, compartiré cómo planifico aquellos momentos críticos de la temporada navideña para asegurarme de que todos, incluido mi hijo, podamos disfrutar de estas fiestas a nuestro ritmo.
Hablaré de cómo identificamos las actividades que podrían generar estrés o malestar, cómo adaptamos las celebraciones y qué estrategias usamos para crear un ambiente más cómodo y agradable para él.
Este artículo está especialmente dirigido a madres, padres y cuidadores de niñas y niños autistas que deseen encontrar formas de hacer de las Navidades una experiencia más llevadera y agradable. ¡No te lo pierdas! Estaré compartiendo detalles clave que podrían ser útiles para ti y tu familia. ¡Pronto en el blog!
Me interesa conocer tus experiencias, puedes compartir en comentarios.
Interesante artículo, gracias querida Pili.
Pilar, gracias por dar visibilidad a esto, muy necesario sobre todo para familias que acaban de aterrizar en el autismo. Mil gracias
Muy interesante el artículo y no solo aplicable a niños autistas. Gracias Pilar.