Una Realidad Ignorada en la Comunidad de Madrid
En la Comunidad de Madrid, las y los Técnicos de Integración Social (TSIS) desempeñan un papel esencial en la educación inclusiva. Estas profesionales trabajan codo a codo con el alumnado con necesidades educativas especiales, fomentando su integración y garantizando su derecho a una educación equitativa. Sin embargo, su relevancia contrasta con la insuficiencia de recursos que se les destina y el abandono sistemático de los servicios públicos por parte del gobierno autonómico.
Un Pilar Fundamental para la Inclusión Escolar
Las TSIS son mucho más que asistentes en el aula. Su labor incluye el apoyo emocional, social y académico del alumnado, especialmente de aquellos/as con Trastorno del Espectro Autista (TEA), discapacidad física o auditiva, y otras necesidades específicas. En escuelas como el CEIP Antonio Machado de Fuenlabrada, donde la inclusión es una prioridad, estos profesionales son clave para que cada niño y niña se sienta valorado y pueda alcanzar su máximo potencial.
En un entorno ideal, cada centro educativo contaría con suficientes TSIS para atender a todos/as los alumnos que lo necesiten. Pero la realidad en Madrid es muy distinta: muchas escuelas tienen que repartir los escasos recursos disponibles entre demasiados niños y niñas, dejando a algunos sin el apoyo que necesitan.
La Inacción de la Comunidad de Madrid
A pesar de la creciente necesidad de estos profesionales en las aulas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso del PP, ha optado por recortar en educación y salud pública, dejando desprotegidos a los colectivos más vulnerables. En lugar de reforzar el sistema educativo con más recursos y personal, su gestión se ha centrado en privatizar y subestimar los servicios públicos.
Las TSIS, al igual que los equipos de orientación y los maestros de Pedagogía Terapéutica (PT), se ven desbordados por la falta de medios. Su carga de trabajo se multiplica, lo que impacta directamente en la calidad de la atención que pueden ofrecer. Mientras tanto, las familias se enfrentan a la frustración de ver cómo sus hijos e hijas no reciben el apoyo que la ley garantiza.
Impacto del Abandono Educativo y Sanitario
La falta de inversión en integración social no solo afecta a la educación. Muchos niños y niñas con necesidades especiales también requieren apoyo en salud mental y terapias complementarias que, idealmente, deberían ser accesibles desde el sistema público. Sin embargo, con listas de espera interminables y la falta de plazas en centros especializados, las familias se ven obligadas a recurrir al sector privado, donde los costes son prohibitivos.
Este panorama no es casualidad, sino el resultado de decisiones políticas que priorizan otros intereses por encima del bienestar de la ciudadanía. La desatención educativa y sanitaria no solo perpetúa las desigualdades, sino que también compromete el futuro de nuestra sociedad.
Un llamado a la acción
Es urgente que la Comunidad de Madrid rectifique su rumbo. El compromiso con la inclusión educativa debe pasar de ser un discurso vacío a una realidad tangible, dotando a los centros de los recursos humanos y materiales necesarios. Las TSIS necesitan reconocimiento, estabilidad laboral y condiciones dignas para realizar su labor.
Como sociedad, debemos alzar la voz para exigir que la educación y la salud públicas sean una prioridad. Cada niño y niña merecen tener la oportunidad de desarrollarse plenamente, sin importar sus capacidades o condiciones.
El abandono de la educación y la salud pública es un abandono del futuro. Es hora de que Madrid recupere el compromiso con su ciudadanía y garantice los derechos de todos sus niños, especialmente de aquellos que más lo necesitan.