Hola, soy Pilar Escribano, psicóloga y asesora en igualdad e inclusión. Con experiencia en contextos de emergencia tanto en España como en Latinoamérica, y como madre de un niño autista, entiendo los desafíos únicos que enfrentan las familias y los voluntarios en momentos de crisis.
Esta semana quiero compartir algunos consejos para padres, madres, cuidadores de niños y niñas autistas que han sido afectados por la reciente DANA, así como para quienes están ofreciendo apoyo voluntario en las zonas más afectadas.
Si vas a ser voluntario/a en las áreas afectadas, estas recomendaciones pueden ayudarte a ofrecer un apoyo más sensible y efectivo. Teniendo en cuenta que las personas autistas y con diversidad funcional está dentro de los grupos más vulnerables:
1. Identifica a las personas más vulnerables.
En emergencias, quienes suelen verse más afectados son los niños, niñas, personas mayores, personas con enfermedades crónicas, con diversidad funcional y, especialmente, las cuidadoras (mayoritariamente mujeres). Es importante localizar a estas personas y asegurarse de que están recibiendo la ayuda que necesitan. Si no han recibido apoyo, toma sus datos y comunícalo a los recursos disponibles en la zona para que puedan atenderles.
2. Actúa en equipo.
Ir acompañado/a facilita la coordinación de acciones, permite apoyarse mutuamente y evita el desbordamiento emocional. Trabajar en equipo amplifica el impacto de la solidaridad.
3. Conoce los recursos locales.
Antes de ir a la zona afectada, infórmate sobre los recursos disponibles: el Ayuntamiento, asociaciones, ONG, policía, etc. Saber dónde acudir en busca de apoyo permite responder de manera rápida y eficaz a las necesidades de la comunidad.
4. Escucha a las personas afectadas.
Es probable que las personas afectadas necesiten expresar lo que han vivido. Escucharles y validar sus emociones puede ser el mayor alivio en ese momento. Recuerda que tu apoyo emocional es tan valioso como la ayuda material.
5. Reconoce tus propios límites.
No podrás resolverlo todo, y es importante reconocer qué está a tu alcance y qué no. Lo fundamental es estar ahí para escuchar, acompañar, dar información y asegurar que reciban el apoyo adecuado para sus necesidades inmediatas.
6. Cuida tu bienestar emocional.
Lo que veas y escuches tendrá un impacto en ti. Al final de cada jornada, dedica tiempo a tu autocuidado: habla con tus compañeros, descansa y realiza actividades que te ayuden a desconectar. Es natural que pienses en lo vivido, que a lo mejor podrías haber hecho algo más…pero recuerda que cada gesto cuenta y que tu contribución es significativa.
7. Haz una pausa antes de reincorporarte.
Si decides volver a ayudar después de un tiempo, tómate un momento para evaluar tu estado emocional. Si te sientes fuerte, adelante; si no, es mejor que te recuperes y busques apoyo si lo necesitas.
Gracias por tu tiempo y por todo lo que haces. Recuerda que cada pequeña acción suma y puede marcar una gran diferencia. ¡Cuídate y cuida a las demás personas!